Interocepción y propiocepción: los sentidos ya son 7 ¿Cuándo vas a incorporarlos en tu día a día para ser un mejor lider?

Hemos aprendido desde la escuela cuáles son y para qué sirven los cinco sentidos clásicos; vista, oído, olfato, gusto, y tacto. Sin embargo, hasta hace poco nadie nos había hablado (y quizás aún no lo haya hecho) de otros dos importantes sentidos. Ha tenido que llegar la neurociencia, de la mano del neurocientífico portugués Antonio Damasio, y otros autores, para presentarnos la interocepción y la propiocepción, dos sentidos básicos para la detección del estado emocional y de su regulación, factores clave para el ejercicio de la dirección o el liderazgo de personas en el entorno actual.

La interocepción es la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo, cómo está latiendo nuestro corazón, ese pequeño pinchazo a nivel intestinal, esas “mariposas” que a veces sentimos en el estómago, o cómo nos cuesta respirar, por poner solo algunos ejemplos…

Notar esas percepciones, no siempre conscientes, puede ser muy importante para detectar nuestro estado emocional y más importante aún, para lograr anticiparnos a las emociones y ser capaces de gestionar sus consecuencias, ya que la respuesta del cuerpo a un estímulo en forma de emoción, está precedida de una serie de sensaciones concretas, en buena parte inconscientes, pero con reflejos o manifestaciones detectables de forma consciente, especialmente si entrenamos su percepción. Así, por ejemplo, podemos detectar esa tensión en los brazos, en la mandíbula, la cara, etc., antes de experimentar la emoción de rabia que nos asaltara en unos segundos.

La propiocepción es la percepción que tenemos de la postura de nuestro cuerpo. La posición y la postura de nuestro cuerpo incide en la emocionalidad que experimentamos. Una postura del cuerpo encogida, sentarnos en un sofá “hechos un ovillo”, son posturas incompatibles con una emocionalidad de alegría. Por el contrario, una postura del cuerpo erguida, con los hombros hacia atrás y la barbilla hacia adelante, resulta incompatible con una percepción emocional de miedo.

El sentido de la propiocepción permite por un lado detectar cómo nos sentimos y cómo nos sentiremos si mantenemos la misma postura, y por el otro lado, nos proporciona una herramienta muy útil para modificar nuestra percepción emocional y por lo tanto, nuestro estado emocional al poder adoptar de forma voluntaria una postura que nos lleve a la emoción deseada.

La escucha de estos dos sentidos “nuevos”, o mejor, aprendidos recientemente, se debe incorporar a las habilidades de escucha que ya utilizamos en todos los entornos de nuestra actividad, ya sea ésta profesional o personal. Debemos ser mejores “escuchadores” de todos los sentidos y, sobretodo, al oído (lenguaje verbal) y la vista (lenguaje no verbal) que ya solemos atender, tenemos que añadir la interocepción (lenguaje visceral) y la propiocepción (lenguaje postural), para ser capaces de percibir algo más que lo simple y evidente de las personas con las que interactuamos.

Entrenar la percepción de nuestro cuerpo y gestionar nuestra postura puede hacer que nuestras interacciones con los demás sean mucho más productivas, eficaces y sobre todo, positivas, en definitiva, que nos haga mejores líderes del siglo XXI.

Luis Santamaria– Psicólogo coach

 

Si te ha parecido interesante este artículo, tal vez te resulte útil recibir otras informaciones relevantes y exclusivas que te ayuden a tomar decisiones estratégicas y a desarrollar el potencial profesional de los equipos que diriges.
En ese caso, puedes suscribirte a nuestro boletín trimestral y te lo haremos llegar por email con mucho gusto.
¡Sin coste y sin compromisos! Una vez por trimestre en tu buzón de correo.