¿Queda sitio para la inteligencia emocional tras el boom de la inteligencia artificial? ¿Y para los seres humanos?
La irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas —tanto personales como profesionales— ha sido tan rápida como impactante. A diario surgen nuevas herramientas capaces de analizar, redactar, diseñar, diagnosticar… mejor y más rápido que nosotros. Es comprensible que muchos se pregunten: ¿Qué nos queda a las personas? ¿Seguimos siendo necesarios?
Daniel Goleman, psicólogo y divulgador de referencia en el campo de la inteligencia emocional, ha abordado esta cuestión recientemente en su blog. Su respuesta es clara: sí, aún hay espacio para lo humano. Y ese espacio tiene que ver con lo que él llama las habilidades del corazón.
Lo que la IA no sabe hacer (aún)
Goleman destaca que hay un tipo de habilidades que, por ahora, la inteligencia artificial no sabe replicar con verdadera eficacia: las habilidades afectivas, emocionales, relacionales. Por ejemplo:
- El modo en que un médico comunica a su paciente la importancia de seguir un tratamiento.
- Cómo un buen vendedor escucha con empatía, conecta con las necesidades del cliente y ofrece una propuesta personalizada
- O el gesto de apoyo de un docente ante el miedo de un alumno.
Este tipo de interacción no solo transmite información: transmite confianza, cercanía, comprensión. Y por eso, aunque los algoritmos avancen, la calidez humana seguirá marcando la diferencia en sectores como la salud, la educación, las ventas, el liderazgo o la atención al cliente.
Las competencias que marcarán la diferencia
En un segundo artículo, Goleman va más allá y afirma que, en el futuro, la gran diferencia entre los profesionales mediocres y los verdaderamente valiosos estará en su nivel de inteligencia emocional. La buena noticia es que estas habilidades no son innatas: se pueden entrenar.
Propone cuatro grandes grupos de competencias clave para sobrevivir (y destacar) en la era de la inteligencia artificial:
- Habilidades de Control Cognitivo
Autoconciencia, equilibrio emocional, capacidad de concentración.
Nos ayudan a mantener la calma y tomar decisiones acertadas en momentos de presión. - Habilidades de Mentalidad de Crecimiento
Empatía, adaptabilidad, actitud positiva.
Claves para avanzar en entornos cambiantes, inciertos o desafiantes. - Habilidades de Relación
Conciencia organizacional, influencia, rol de mentor.
Fortalecen nuestros vínculos y nos permiten impactar positivamente en los demás. - Habilidades de Liderazgo
Gestión de conflictos, trabajo en equipo, liderazgo inspirador.
La base para crear entornos de confianza donde las personas quieran dar lo mejor de sí.
Conclusión: el futuro también nos necesita
El auge de la inteligencia artificial es imparable, y todo apunta a que seguirá transformando profundamente nuestro mundo. Pero, como bien señala Goleman, eso no significa que debamos resignarnos a ser prescindibles.
Si queremos seguir aportando valor, tenemos que apostar por lo que nos hace únicos: nuestra capacidad para conectar, inspirar, cuidar, comprender. Porque en un mundo automatizado, la diferencia la marcarán quienes sean capaces de combinar cabeza y corazón.
Y ahí, todavía jugamos con ventaja.
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