Ejecución de un Plan Estratégico: Transformar el Esfuerzo en Eficiencia

La ejecución de un plan estratégico (PE) suele generar cierta inquietud en las organizaciones debido a la percepción de que este proceso añadirá una carga de trabajo adicional. Sin embargo, cuando profundizamos en su naturaleza y beneficios, podemos argumentar que la implementación de un plan estratégico no necesariamente incrementa la cantidad de trabajo, sino que redefine su enfoque para alcanzar objetivos a largo plazo de manera más eficiente.

 

Entendiendo la Carga de Trabajo: ¿Incremento o Redefinición?

Es importante aclarar que ejecutar un plan estratégico implica trabajo, pero esto no significa que sea una carga incremental o perpetua. La puesta en marcha de un PE trae consigo un periodo de ajuste inicial que puede ser percibido como turbulento. Este periodo ocurre cuando la forma anterior de trabajar —nuestra conocida zona de confort— coexiste temporalmente con las nuevas formas de hacer las cosas, derivadas de la ejecución del plan.

Este cambio es más notorio durante el primer año, cuando el impulso inicial del PE requiere un alto nivel de energía para comenzar a instaurar una cultura de ejecución y gestión de proyectos. Aquí es donde radica el esfuerzo, pero también donde reside la clave: una vez que se incorporan los nuevos procedimientos y se descartan los hábitos menos productivos, el trabajo se vuelve más fluido y alineado con los objetivos estratégicos. Es un proceso de transición que, una vez superado, devuelve las aguas a su cauce.

La Visión del Futuro: Definir para Actuar

Un plan estratégico es, en esencia, un viaje al futuro. Definir la meta, los focos y los objetivos permite volver al presente con una hoja de ruta clara sobre cuáles son las actividades prioritarias que impulsarán a la organización hacia el futuro. Sin un PE, estas mismas actividades se llevarían a cabo de manera dispersa, descoordinada y probablemente menos eficiente.

En lugar de agregar más trabajo, un plan estratégico optimiza los esfuerzos existentes, eliminando tareas superfluas y centrándose en las que realmente acercan a la organización a sus metas. Es una cuestión de redefinir prioridades más que de añadir tareas.

El Símil del Trastero: Cómo Gestionar el Tiempo de Trabajo

El funcionamiento de una organización es comparable a un trastero. Siempre está lleno, con una mezcla de cosas útiles y muchas otras que no lo son tanto. La ley de Parkinson sostiene que las tareas tienden a expandirse hasta ocupar todo el tiempo disponible, lo cual también aplica a nuestra jornada laboral. Si no gestionamos adecuadamente nuestras tareas, terminamos llenando nuestro "trastero" de actividades que no nos acercan a nuestros objetivos.

La clave está en seleccionar cuidadosamente lo que abandonamos, lo que delegamos y en qué concentramos nuestros esfuerzos. Al seguir este enfoque, podemos concentrarnos en las tareas que realmente importan y reducir aquellas que no contribuyen a nuestros objetivos estratégicos.

Mecanismos de Ajuste: Navegando Hacia el Futuro

Para garantizar que el plan estratégico siga siendo relevante y efectivo, es necesario incorporar mecanismos de ajuste a lo largo del tiempo. La meta de un PE no es un punto fijo, como una coordenada GPS; es más bien una ambición que requiere ser ajustada según los potenciales cambios sobrevenidos en el entorno.

Así mismo si un proyecto resulta no ser realista, deben replantearse sus objetivos o redefinir su alcance. Un mecanismo útil para este ajuste es la revisión semestral o anual, durante la cual se revalúa la idoneidad de los proyectos y se redefine el marco según sea necesario.

Liderazgo en el Plan Estratégico: Oportunidad y Responsabilidad

Ser parte del equipo de líderes en la ejecución de un plan estratégico es una oportunidad individual. No todas las organizaciones ofrecen la posibilidad de participar en un equipo que guía y ejecuta la visión a largo plazo, por lo que es un rol valioso.

Sin embargo, es importante reconocer que no todos los perfiles son adecuados para liderar un proyecto estratégico. Durante las revisiones periódicas, es una buena práctica evaluar a los líderes para asegurarse de que se sientan cómodos en su rol. Aquellos que no estén alineados con el estilo de liderazgo requerido deberían ser reemplazados por personas que sí puedan asumir este desafío.

Conclusión

La ejecución de un plan estratégico no debe verse como una carga de trabajo adicional, sino como una oportunidad para redefinir la manera en que la organización opera y dirige sus esfuerzos. A través de ajustes, revisiones y un enfoque claro en las prioridades, un PE permite optimizar el uso de los recursos y centrarse en las actividades que realmente conducen al éxito.

 

imagen: freepik

Artículo revisado. Publicación original 24 de octubre de 2024

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