Esta semana tuvo lugar una interesante sesión, organizada por APD en el Colegio de Economistas de Barcelona, con el objetivo de identificar las tendencias y las claves que definirán los próximos doce meses en el ámbito financiero y económico para que las empresas puedan diseñar mejores estrategias.
Tras la bienvenida por parte de Pedro Fontana, presidente del Consejo de APD de la Zona Mediterránea, tomó la palabra Mehdi Alaoui, Socio de ERA, patrocinador del evento para recordarnos que en chino, la palabra crisis se compone de dos ideas: peligro + oportunidad, y que en los tiempos que nos ha tocado vivir, “lo impensable está pasando”.
La primera parte de la sesión discurrió en formato de mesa redonda en la que cuatro invitados (de izquierda a derecha en la foto): Josep Maria Serra, Director General Financiero y Desarrollo Corporativo de FICOSA; Joaquim Bauló, Group CFO de EUROPASTRY; Xavier Tintoré, Group CFO de FLUIDRA y Oriol Amat, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la UPF intervinieron por turno. Si Oriol Amat hizo un análisis de la situación económica actual y algunos pronósticos para los próximos meses, los directivos compartieron con los asistentes las principales preocupaciones en sus respectivos sectores y los planes de sus organizaciones. Fueron moderados por Sergi Pejoan, Socio de ERA que dijo: “Ya no estamos en un “periodo de incertidumbre”, esto es lo que tenemos”
Inició las intervenciones el economista Oriol Amat y este fue su pronóstico: “si no cambian de forma disruptiva ni la guerra de Ucrania, ni la situación epidemiológica derivada del coronavirus, la economía seguirá creciendo discretamente hasta junio de 2023, y a partir de ese momento, acelerará su crecimiento”. En cuanto al paro, Amat dijo que se irá reduciendo poco a poco, al igual que la inflación. “Hasta que la inflación no llegue al 2%, los tipos de interés seguirán siendo altos.” Aseguró que 2023 puede ser un año difícil en este sentido.
En opinión del catedrático, a raíz de los problemas de aprovisionamiento (por los parones en la producción de China durante la pandemia), las empresas han puesto en marcha una política de diversificación en lo que a su cadena de suministro se refiere: esto supone interesantes oportunidades para las empresas logísticas y para las fábricas locales. “La 4ª Revolución Industrial está destruyendo muchos puestos de trabajo, pero está creando muchos más. En UK esta proporción se ha demostrado de 1 a 3”.
Por su parte, Joaquim Bauló de EUROPASTRY afirmó ser optimista en cuanto al consumo real: “Hemos empezado el año con volúmenes sanos, parecidos a los de 2019 (antes de la pandemia). Sin embargo, la incertidumbre es alta y hemos observado una ralentización del mercado tras el incremento de la inflación después del verano”. El directivo reconoció que el incremento de los costes de producción ha provocado un aumento medio del 40% en los precios de sus productos y que la política de la compañía es evitar la especulación, para lo que cierran precios a 6-8 meses (siempre que es posible con clientes y proveedores). De esta manera consiguen una cierta estabilidad en el negocio.
Para FLUIDRA la situación es distinta, según explicó Xavier Tintoré: durante el confinamiento las ventas aumentaron de forma muy importante (tanto en lo que se refiere a mantenimiento como a construcción de piscinas) y actualmente se están “aterrizando” los volúmenes pre-pandemia. De momento, sus volúmenes son buenos, alcanzando hasta un 10% por encima de los de 2019 (solo los países del norte de Europa, más afectados por la guerra y los costes de la energía registran cifras del 2-3% a la baja sobre 2019). La previsión para 2023 es buena, aunque con valores inferiores a los de 2022. FLUIDRA también ha subido sus precios debido básicamente a la escasez de chips y a la incertidumbre en la cadena de suministro. “Hoy una piscina le cuesta al consumidor aproximadamente un 25% más que en 2019” afirmó el directivo. Para hacer frente a la inflación y al aumento de los tipos de interés, la compañía ha renegociado su deuda a 7 años, obteniendo una cierta tranquilidad en este ámbito. Dijo el directivo que la principal preocupación de la compañía es la volatilidad y conseguir que la organización se ajuste lo más rápido posible a los cambios.
Durante su intervención, Josep Maria Serra en representación de FICOSA, compartió con los asistentes la situación en el sector del automóvil, que se ha convertido en un mercado de demanda por la escasez de componentes y está experimentando una transformación radical debido a dos factores: el “car sharing” y el coche eléctrico. También a considerar como tercer factor disruptivo el “coche autónomo” (sin conductor). Todo ello cambiará la demanda y la oferta en los próximos años. Dice no poder hacer predicciones, pero que en los próximos 6 años se prevé una reducción de hasta el 20% sobre la producción prevista. La reacción de los fabricantes de coches ante esta situación ha sido una subida de precios.
Todos los ponentes de esta primera parte de la sesión coincidieron en que en España existen muchas trabas al emprendimiento: es difícil encontrar personas preparadas para el nuevo panorama tecnológico y la legislación es difícil de cumplir, complicando enormemente el día a día de las empresas.
La segunda parte de la sesión estuvo dedicada a la ponencia magistral de Antón Costas, Presidente del Consejo Económico y social de España.
“Me ha sorprendido el fallo de pronóstico generalizado que hubo para 2022: no se ha producido ninguna recesión”.
En su opinión, nos encontramos ante un “cambio de era” que viene dado, no solo por el cambio en el comportamiento de los consumidores, también y, sobre todo, en el de los policymakers.
En opinión de Antón Costas, tenemos una inflación “híbrida”, muy distinta a la que se experimentó en el pasado. No se trata solo de los precios, también de las expectativas a medio y largo plazo: “La inflación seguirá una tendencia a la baja, aunque los precios de determinados productos seguirán siendo muy altos, dificultando el día a día de muchas empresas y personas. Y este incremento en el coste de la vida, puede tener consecuencias irreparables.” Afirmó Antón Costas.
Aseguró el presidente que la crisis del 2008 dejó un final de era (que en su opinión no fue adecuadamente entendido por las élites) y dos desafíos existenciales:
1) En primer lugar, el desafío climático (lo que incluye la biodiversidad). Se trata de un desafía existencial porque deteriora el mundo físico sobre el que se asienta nuestra sociedad. “Al capitalismo le pasa lo mismo que al colesterol: hay del bueno y del malo”
2) Además, la falta de inclusión. La desigualdad tiene muchas dimensiones, pero se concreta en la falta de empleos (u oportunidades) para todas las personas en todos los lugares del mundo. La igualdad es el verdadero progreso.
Los dirigentes sociales y los directivos empresariales tienen que hacer frente a ambos desafíos.
La era que termina, no ha sido mala, y se caracterizó por un exceso de certezas y de optimismo. La nueva era, por su parte, trae incertidumbre y esperanza.
La incertidumbre no es lo mismo que el riesgo. Los riesgos son eventos predecibles a los que se puede asignar una probabilidad. Por su propia condición, tienen una solución, por ejemplo a través de una prima de seguro. En cambio, la incertidumbre es la incapacidad de identificar los riesgos futuros. Y lo que no se conoce, no se puede asegurar.
Desde 2020 se están produciendo una serie de hechos que nunca hubiéramos pensado que viviríamos: la pandemia y el confinamiento, la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la inflación que ha provocado… Las respuestas que damos a esta incertidumbre deben ser distintas a las que dábamos al riesgo. Lo cual implica, no solo conocimientos y experiencia, también una nueva gobernanza a nivel global.
La reflexión final del ponente ha sido una propuesta para los asistentes:
"¿Por qué no pensar que podemos construir una economía más dinámica y una sociedad más justa?"