¿Qué tiene que ver el coaching con la neurociencia? A primera vista se puede pesar que poco. Sin embargo, la neurociencia está abarcando todos los rincones del conocimiento, aportando luz donde solo había penumbra u oscuridad total. El coaching no es una excepción.
De todos es sabido que hacer reflexionar a la persona para que obtenga de si misma la respuesta a la pregunta o al problema que le inquieta es mucho más potente y duradero que darle la solución. Esa es parte de la esencia del coaching.
Así, el coaching como técnica de apoyo, tanto para la vida personal como para la profesional, constituye una herramienta poderosa para ayudar a la persona a salir del pozo de oscuridad en el que puede que esté metido.
Gracias a la neurociencia y en concreto al neurofeedback, sabemos que, nuestro cerebro utiliza los mismos circuitos neuronales cuando realiza una acción que cuando lo piensa o imagina. Es decir, si pensamos que estamos realizando una entrevista con un cliente o con un mando de nuestra empresa, estamos utilizando los mismos circuitos que luego utilizaremos cuando en realidad estemos en la entrevista. Es por esta razón que los actores ensayan la obra que van a estrenar, o que a los vendedores se les hace practicar con el role play. Cuando están “ensayando” están preparando su cerebro para el estreno, bien sea de la obra teatral en el caso de los actores y actrices, bien sea de la conversación con el jefe o de la entrevista de venta con el cliente.
En definitiva: si lo imaginamos lo aprendemos.
De hecho, nuestro cerebro está creando nuevas conexiones neuronales, gracias a la neuroplasticidad, y estas nos servirán de pista y ayuda cuando estemos en la situación real.
El coaching, a través de las preguntas y las reflexiones que realiza y favorece el coach, provoca que el cerebro de la persona que las recibe (coachee) se active y, por lo tanto, genere nuevas conexiones neuronales que le ayudarán a:
• Afrontar situaciones conflictivas
• Desarrollar capacidades de comunicación más efectivas
• Aumentar su autoconfianza y por lo tanto su seguridad frente a esas situaciones complicadas
Así, al actuar como coach, gracias a las preguntas, metáforas o las reflexiones propuestas, el coachee estará más y mejor preparado para afrontar esos problemas o dificultades que le han llevado a iniciar el proceso de coaching. Su cerebro construirá esos nuevos circuitos y si los pone en práctica y los repite, favorecerá la consolidación de estos gracias a la mielinización de dichos circuitos, convirtiendo esa respuesta un nuevo hábito, saludable y positivo, ya que da respuesta positiva al problema que le estaba afectando.
Aplicar estos principios de neurociencia, como el neurofeedback, bien sea desde el coaching o bien sea desde un liderazgo estilo coach, puede ser muy beneficioso para las personas que lo reciban y para las organizaciones que fomenten este tipo de intervención para personas clave de su equipo.
Luis Santamaria– Psicólogo coach