La industria farmacéutica ya no compite solo en innovación científica, sino también en capacidades digitales y de inteligencia artificial.
Este artículo ha sido creado en base a una investigación en profundidad utilizando la metodología de transForma Partnering.
Accede al informe resultado de la investigación aquí. Contiene ejemplos de mejores prácticas y referentes de los líderes de la industria.
La IA ha dejado de ser una promesa de futuro para convertirse en un factor decisivo en la ventaja competitiva de las compañías farmacéuticas. Sin embargo, muchas organizaciones siguen centradas en herramientas y proyectos, cuando el verdadero diferencial está en las personas que saben utilizarlas con criterio.
La cuestión ya no es qué IA utilizar, sino qué competencias necesita la organización para hacerlo bien.
El nuevo Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (AI Act) y las directrices de la EMA exigen transparencia, trazabilidad y supervisión humana en los sistemas de IA aplicados a la salud. Esto convierte la formación en IA en una exigencia de compliance tanto como una apuesta estratégica.
Los equipos deben comprender cómo funciona la IA para garantizar su uso ético y conforme a normativa. Compliance y Medical Affairs deben poder validarla, y los líderes anticipar sus impactos. Formar en IA es ya una responsabilidad organizativa.
El 80 % de las farmacéuticas europeas invierte en IA, pero menos del 20 % tiene un plan sistemático de desarrollo competencial. El resultado: más tecnología que capacidad para usarla. Las brechas más frecuentes incluyen:
Estas competencias no se adquieren con formación puntual, sino con un plan continuo, conectado con retos reales de negocio y marcos regulatorios.
La madurez en IA no se mide por pilotos, sino por cómo las personas la incorporan a su trabajo. Las empresas líderes han pasado de formar a crear ecosistemas de aprendizaje donde negocio, compliance y tecnología avanzan juntos.
La diferencia entre formar y transformar está en cómo se aprende a aplicar la IA.
Artículo 2 de 3 sobre desarrollo de competencias de IA en el sector farmacéutico.
Formar en IA es necesario, pero insuficiente. Solo unas pocas compañías han conseguido que la IA sea una competencia viva, integrada en el trabajo diario. El reto no es enseñar IA, sino aprender con IA: usarla, evaluarla y mejorarla desde la experiencia.
Tres factores marcan la diferencia en las empresas líderes:
Los programas más eficaces combinan teoría y práctica en entornos reales:
El aprendizaje iterativo y aplicado permite que cada profesional vea la utilidad inmediata de lo aprendido.
La propia IA puede usarse para personalizar, actualizar y medir la formación. La IA educativa permite:
El AI Act exige no solo control técnico, sino evidencia de competencias. Los departamentos de Learning & Development, Compliance y Medical Affairs deben alinear esfuerzos para garantizar un aprendizaje trazable y responsable.
Las empresas que aprendan más rápido serán las que lideren la inteligencia artificial.
Artículo 3 de 3 sobre desarrollo de competencias de IA en el sector farmacéutico.
Pasado el piloto y la formación inicial, la IA debe integrarse en la cultura. Esto implica repensar cómo se toman decisiones, cómo se lidera y cómo se mide el impacto.
Las fases típicas del recorrido competencial:
La clave está en alinear talento, estrategia y gobernanza.
Cuatro dimensiones aceleran la madurez:
Indicadores clave en organizaciones líderes:
La medición permite convertir la formación en una ventaja sostenible.
Las compañías más avanzadas no solo forman. Integran la IA en liderazgo, cultura y evaluación. La formación es el inicio. El cambio real llega cuando la organización aprende de forma continua.
Transforma te puede ayudar en el camino de la adopción de la IA en: